Construir una vida libre - La clave

Antes de plantearse construir una vida libre tenemos que ser conscientes de algo que una vez declaró el gran filósofo de la ilustración Jacques Rousseau, uno de los creadores de las ideas políticas de la Revolución Francesa ”la libertad de uno termina cuando comienza la libertad del otro”, lo que viene a ser un principio jurídico universal que nos enseña a utilizar nuestros derechos, sin limitar o vulnerar el de otras personas.

Queda claro que no podemos confundir libertad con libertinaje. El libertinaje es exactamente cruzar las líneas, es un abuso sistemático del derecho a la libertad propia, sin tener en cuenta los derechos de los demás y sin asumir las consecuencias derivadas de las acciones ejercidas.

Cuando pienso en ser libre solo pongo el foco en mí, en mi interior, porque si me siento bien dentro entonces todo fluye a mi alrededor. Yo soy un alma habitando este cuerpo humano, el instrumento con el que percibo y experimento el mundo. Si yo me transformo, cambia todo fuera de mí. Me ha llevado AÑOS entender esto y no ha sido nada fácil.

Por muy libres que queramos ser, vivimos en sociedad y la libertad sin responsabilidad es tirana y egocéntrica. No somos seres aislados, no somos una isla. Nuestras acciones influyen en nuestras vidas y en las de los demás. Todo está conectado.

Vivimos en una casa, que a su vez está situada en una localidad, provincia, país, continente, planeta. Si lo imaginamos como círculos, es exactamente como esa piedra que lanzamos al agua y crea un montón de ondas que se dispersan según su peso y fuerza aplicada.

Entendiendo esto, no quiere decir que sigamos las modas, tendencias, porque somos un pack, más bien nos hace reflexionar sobre todo lo que se ha construido a partir del pensamiento de cada uno. Allí fuera hay todo lo que un ser humano ha imaginado, bueno y no tan bueno. Nos hace conscientes del inmenso poder que tenemos. Partiendo de esto, ¿en qué parte de todo lo que existe queremos ser y estar? Ya existe, yo también puedo crearlo en mi realidad. En particular, desde ahí construyo mi libertad, ahi está la clave.

No estás obligado a pertenecer. Tus círculos los decides tu. Puedes cambiar de lugar, pensamiento, idea, comportamiento, alimentación, relaciones, trabajo y estilo de vida. Nada te ata más que tu propia mente, o mas bien lo que te cuentas a ti mismo con respecto a X situación o condición, esa es tu jaula, tu límite.

Tu pones tus límites, los demás ponen sus límites y esos límites determinan a cada uno, el cómo eres, el cómo te ven y el cómo te tratan. Establecer límites es sano, tanto como es sano tener reglas y leyes, es respeto y amor propio, porque en la vida se tiene que llegar a acuerdos, al final debe haber reciprocidad y un equilibrio, porque tanto tú como yo merecemos lo mejor. Nadie es más que nadie, además no puedo exigir algo que yo no estoy dando.

Por otro lado, las leyes no son las mismas siempre, como tampoco son las creencias que tenemos durante la vida.

Haz siempre lo que te haga sentir pleno, respetando lo que te rodea. Hay cosas que no se pueden controlar, porque pertenecemos a un todo, más grande que nosotros mismos, pero créeme cuando te digo, que todo ya está inventado, solo hay que pedir la orientación necesaria a nuestro ser interno para encontrar el camino a casa. Lo sabemos todo.

Flower.